Zenith. Todas las luces del mundo confluyen en crucigramas de invención varia. El cielo se cae a pedazos. Lejos de la resignación o la podredumbre, el aire respira esparzas de nubes oleadas, de engendros prismáticos. En esta fotografía, caben portones adustos, estrellas gavieras, manadas de niños corriendo detrás de una carretilla. De una: la calle, sus vidas, sus casas, sus techos: la tarde en el sol de la isla. Las cuatro, las cinco. Remanso que verdea sus cascadas tímidas sobre las sandalias, sobre los anteojos. En la arena, sombra humana que medita sus días y sus tardes, al calor del sol espléndido.
Copacabana, enero 2002
Copacabana, enero 2002
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