Hace -ya- casi cinco años publiqué mi -hasta ahora- único libro de poemas, titulado "Cuaderno Rojo", en homenaje al objeto que contenía los primeros bocetos de aquellos treinta y seis poemas que finalmente quedaron en ese pequeño libro, aún entrañable para mí, por lo que significó editar los primeros poemas que juzqué publicables, y que marcaron, además, un punto de inflexión clave en mis textos: había aprendido -finalmente- qué es un poema y qué una letra de canción. Me tomó años comprender la diferencia. Desde entonces -quiero creer que- se abrió una nueva puerta para mí y ya no me sentí frustrado por no poder expresar en una sola obra todo lo que tenía que decir, sino que dispuse de una nueva forma, como expresión y continente, para decir lo que intentara decir. Con el tiempo me dí cuenta que la aproximación a la realidad de mis textos se realizaba de una manera casi fotográfica, en tanto objetos de acción y emociones finitas, figura y fondo, luz y oscuridad fraguando forma y contenido en un instante-espacio.
Pero quién soy yo para hablar sobre mis escritos, dejo eso a los que saben. y a las palabras que hablan por sí mismas.
Pero quién soy yo para hablar sobre mis escritos, dejo eso a los que saben. y a las palabras que hablan por sí mismas.
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