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INGRESO LIBRE

domingo, 6 de enero de 2008

EL SEXTO DÍA: "IT'S A LONG ROAD"

Jornada maratónica ante la inminencia del viaje del Marce Murillo. Nos vimos a las 9 a.m. para empezar percusión menor y djembé. En una de esas (poco antes del desayuno colectivo con salteñas potosinas) viene el Oscar y dice (acerca de sol, la bossa- samba): “eso no es así, está mal, la clave es así”, etc, etc. Así que tuvimos que rehacer un par de cosas, pero quedó genial, casi brazuco: pandeiro, surdo, go-go bell y una fiesta inusitada cerca del final.

Completamos los shakers de los tracks grabados el día previo y le pusimos el bombo folkloroide a la cuequita nuestro abrazo. El Gómez tenía un almuerzo y nos dejó colgados al Marce y a mí al mediodía. El tiempo loquito paceño no ayudó y tuvimos que correr con nuestra sopita del jardín al interior de la pensión donde almorzamos.

Con más ánimo de siesta que de grabación llegamos a proaudio a las 2:20 pm, para poner el djembé de primer día, en onda Mateo (aunque luego el tema mutaría a una cosa brit sesentosa insospechadamente). Quedó rico y bueno a despachar en tacho al Marce, agradecerle su aporte de siempre y desearle buena vacación.

Y ahí nomás a enfrentar deja vú. De esta no teníamos nada, ni referencia. El Óscar propuso que era mucho despute llamar batero y bajista para un tema, hacer sonido, armar la bata, y todo el rollo. Así que echamos mano del increíble Giga Studio, un software pensado para bandas sonoras cinematográficas que se controla desde el teclado Kurzweiler del estudio.

Así sobre el pucho hicimos un referencia de voz y guitarra rítmica, con la idea que yo tenía en mente para la canción: una onda paul mc cartney modelo chaos and creation in the backyard, muy clásico y folk. Así como jugando: tun-pa- tun -tun – pa y la bata estaba. Pasamos al bajo, que se hizo de una pasada. Y yo me puse la acústica que también salió de una, no por ser particularmente caperuzo, sino porque el tema pide acordes en primera posición, rasgueando como un beatle contento.

Entonces le pedí al Gonzalo Gómez que se rajara una viola eléctrica, clasicota. Le quedo una cosa gloriosa, bellísima; él mismo dijo: es una cosa nueva, rara en mí”, porque es algo más melódico que furioso. Inolvidable session rematada por las violas sucias que faltaban: la base de la tabla del dos, un punk adolescente, que es algo así como si tuvieras trece años, tus viejos te mandan a tu cuarto, te encierras, pones tu ampli a todo chancho y te sacas los demonios. Amplificamos no sólo el ampli, sino la sala para crear una cosa monstruosa y rota. El tema solo tendrá viola distor y voz, un experimento.

Terminamos con la viola punk de myspace, que quedó rica también, y rematamos la jornada con unas salchipapas consistentes.

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