Una de las cosas claves de este disco es el arte. Primero como una prolongación del concepto, con las fotos del altiplano, la graduación en sepia. El cd-rom será más explicito al respecto, pero como la idea es que el disco se lance en el contexto de la Feria de Alasitas paceña, me rajé un postercito, que llevará al suscrito vestido del diminuto dios de la abundancia andino.
A la 1 p.m. quedamos para almorzar en mi casa con mi amigaza, la Susi Llewellyn, que suele oficiar de fotógrafa en todos mis discos y tocadas. Hice un par de compras por ahí, acopié unas cuantas chucherías y elementos para crear una suerte de ekeko alternativo, que lleve encima las cosas que a mi me importan. Sobre todo relativas a la música. Debo agradecer a mis cuates Sergio Medina y Ayaco, que me prestaron un par de cosas, y al Tomi y al Martin, miembros estables del elenco de los “Ocho Chochos” (grupo que integro y sobre el que postearé más adelante), que colaboraron en cagarse poquito de risa y levantar del suelo las miniaturas en tamaño natural que se me caían.
Después aprovechamos la mixtura y la serpentina para hacer nuestra pequeña festividad en casa, que duró hasta altas horas de la madrugada. Pero esa es otra historia. Las fotos (y su posterior macurca residual) ya estaban.
A la 1 p.m. quedamos para almorzar en mi casa con mi amigaza, la Susi Llewellyn, que suele oficiar de fotógrafa en todos mis discos y tocadas. Hice un par de compras por ahí, acopié unas cuantas chucherías y elementos para crear una suerte de ekeko alternativo, que lleve encima las cosas que a mi me importan. Sobre todo relativas a la música. Debo agradecer a mis cuates Sergio Medina y Ayaco, que me prestaron un par de cosas, y al Tomi y al Martin, miembros estables del elenco de los “Ocho Chochos” (grupo que integro y sobre el que postearé más adelante), que colaboraron en cagarse poquito de risa y levantar del suelo las miniaturas en tamaño natural que se me caían.
Después aprovechamos la mixtura y la serpentina para hacer nuestra pequeña festividad en casa, que duró hasta altas horas de la madrugada. Pero esa es otra historia. Las fotos (y su posterior macurca residual) ya estaban.
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