Un lugar donde nacer todos los días,
un umbral en el frontispicio del silencio,
un sayal teñido de grasa y especias,
un arma automática apuntando al horizonte.
[About ‘Living out Loud’]: ‘This can’t be my life’ o sueño de una noche de invierno con vinagrera y tele encendida
Camino por una calle que conozco y miro un letrero a la derecha que dice HAY PAN, y la frase suena groovy y de pronto tengo un funk, un r&b en la cabeza, y no quiero que se pierda. Camino por una calle que conozco cantando ‘haay paaan’ con falsete a lo Prince. Tengo que encontrarme con alguien, un par de amigos, pero no quiero verlos ahora: no quiero perder la canción. Pero ellos aparecen, de pronto están caminando a mi lado o estoy caminando con ellos, y me siguen le paso, que es el de la canción: haaay paan, y por un momento pienso, siento que cantamos juntos, y empiezan a reír y a hablar, tal vez del lugar al que vamos y la canción empieza a perderse, y al pensar que la estoy perdiendo viene la frase LOST como otra melodía, más oscura o kraut, otra canción que tal vez estaba perdida desde el principio.
-o-
Uno debería poder vivir todas las vidas que ve, siente, mira, oye, sueña, imagina, desea, comparte. Aunque sea un capítulo. Tal vez de eso se trata cantar, escribir, contar historias: una forma de vivir las vidas de otros, la vida entrelíneas, entre gente, entre un punto y otro de donde se supone que se encuentra y dice hola, soy yo, y estoy así, me siento asá y luego todo cambia y quién contará esa historia… tal vez no necesitamos un confesor, sino un guionista.
-o-
¿Porqué disculparse si las cosas pasan porque tiene que pasar? Tal vez lo que pasa no coincide con lo que queremos que pase; o tal vez una disculpa no es más que una manera de enmendar el no saber lo que uno quiere. ¿Psiquiatras o veladores?
un umbral en el frontispicio del silencio,
un sayal teñido de grasa y especias,
un arma automática apuntando al horizonte.
[About ‘Living out Loud’]: ‘This can’t be my life’ o sueño de una noche de invierno con vinagrera y tele encendida
Camino por una calle que conozco y miro un letrero a la derecha que dice HAY PAN, y la frase suena groovy y de pronto tengo un funk, un r&b en la cabeza, y no quiero que se pierda. Camino por una calle que conozco cantando ‘haay paaan’ con falsete a lo Prince. Tengo que encontrarme con alguien, un par de amigos, pero no quiero verlos ahora: no quiero perder la canción. Pero ellos aparecen, de pronto están caminando a mi lado o estoy caminando con ellos, y me siguen le paso, que es el de la canción: haaay paan, y por un momento pienso, siento que cantamos juntos, y empiezan a reír y a hablar, tal vez del lugar al que vamos y la canción empieza a perderse, y al pensar que la estoy perdiendo viene la frase LOST como otra melodía, más oscura o kraut, otra canción que tal vez estaba perdida desde el principio.
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Uno debería poder vivir todas las vidas que ve, siente, mira, oye, sueña, imagina, desea, comparte. Aunque sea un capítulo. Tal vez de eso se trata cantar, escribir, contar historias: una forma de vivir las vidas de otros, la vida entrelíneas, entre gente, entre un punto y otro de donde se supone que se encuentra y dice hola, soy yo, y estoy así, me siento asá y luego todo cambia y quién contará esa historia… tal vez no necesitamos un confesor, sino un guionista.
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¿Porqué disculparse si las cosas pasan porque tiene que pasar? Tal vez lo que pasa no coincide con lo que queremos que pase; o tal vez una disculpa no es más que una manera de enmendar el no saber lo que uno quiere. ¿Psiquiatras o veladores?
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