BMG (España)
El hecho de que estos dos señores se hayan juntado y emprendido una gira, basta para situarlos entre los mejor del 2007. El soberbio show (replicado a lo largo de Iberoamérica) tiene la virtud de no limitarse a una reunión nostálgica de viejas glorias, sino que ambos cantautores integran una entidad y cantan a dúo todas las canciones. Ni Serrat arruga ante el formato big band rockero que escolta a Sabina, ni el de Úbeda desentona en el acompañamiento más bien orquestal al repertorio del catalán. En un concierto cargado de emoción, las afinadas fans corean “Y Sin Embargo” y “Contigo” de Sabina como verdaderos himnos, y las remozadas “Tu Nombre Me Sabe A Yerba” y “Señora” de Serrat, agarran su segundo aire. “Ocupen su localidad” y disfruten.
El dúo retro de los hermanos White rockea fuerte nada más comenzado su tercer álbum: “Icky Thump”, el tema, arranca con la rabiosa distorsión de la viola de Jack y la poderosa bata de Meg, fórmula exitosa de un dúo austero pero potente. Las nuevas canciones se suceden en un aire muy setentero, tienen una mayor dosis de blues y arriesgan alusiones directas a Led Zeppelin, sobre todo en la vocalización de Jack. Esta influencia es vertical en “Torrencial Outpour Blues”, “I’m Slowly Turning Into You” o “St. Andrews” (que conjuga a Jimmy Page con la música Celta y el Hare Krishna). El bicho raro es “Conquest” (original de Patti Page), una especie de tango-flamenco electrificado, con brasses mariachis, en la onda latin-freak que patentó The Mars Volta.
Cabrera, un grande de la canción uruguaya, destila en “Bardo” su sapiencia musical, regalando un disco popular y experimental en proporciones iguales. La madurez le permite ser a la vez “simple y hondo”, tanto en los arreglos musicales como en los textos. Con una intensidad emocional remarcable, “Bardo” remite a las tres acepciones de la palabra (poeta, marginal y -más recientemente-, quilombero, en rioplatense), y el cantautor recurre a la milonga -que él supo estilizar- (“Disolvente”), a la canción de corte pop (“Diseño de Interiores”), a la alocución breve (“Santa Lucía”) y a la construcción intrincada (“Tierra”, junto a la Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos que dirige Cergio Prudencio).
P.J. Harvey – White Chalk
Esta vez, la extraordinaria Polly Jean Harvey, más que rayar con tiza blanca, clava las uñas en la pizarra y nos regala otro retrato hablado de su atormentada alma, con alaridos, un piano expresivo y letras cada vez más cautivantes y oscuras (PJ tiene un doctorado en literatura inglesa). El folk disonante de “White Chalk” chorrea melancolía, y se torna freak en “Broken Harp”. Pero los mejores momentos del séptimo álbum, llegan con la voz de PJ deshaciéndose sobre el piano: “Silence”, “Grow, grow, grow” y “The Devil” son para morirse. Chicos emo: si quieren deprimirse de verdad, escuchen a la maestra.
Rhythms Of The World - Rhythms Of The World
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