para nosotros ni ángeles ni trompetas
ni filos plateados cercenándonos
la cabeza con dignidad.
Estamos condenados a morir de esas cosas tontas,
de las tazas, de las sillas
de mirarnos al espejo y descubrir
una triste puerta abierta en el hueco del corazón,
allí donde habitaron doncellas animales en su tiempo;
una lástima esto de morir en el intento
sin haber tentado nada más que el verde de la tierra
MAR
Perfecta asimetría la del mar ,
monstruo inquieto :
un gran niño tonto con su cuchara de plata ,
ahora un viejo con la dentadura enmaderada ,
quizá una novia que canta profundo y solloza algas y peces.
En el fondo del mundo
Han puesto – adrede – los retratos y relojes
de lo Innombrable , el mar
la cara y el tiempo quizás lo único que nos quede
con las manos abiertas y el epitafio en la frente.
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