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INGRESO LIBRE

sábado, 9 de febrero de 2008

APOCALIPSIS NOW!


Estuve leyendo en la Rolling Stone de enero una entrevista a James Lovelock, uno de los científicos más eminentes del Siglo XX y -por qué no- de este que comienza, acerca del cambio climático global y el inminente desastre al que se dirige la civilización humana. Siempre había considerado que era más importante una suerte de “ecología humana”, con el ser humano como centro de la acción y el pensamiento que eventualmente podrían mejorar o empeorar el estado de las cosas y las condiciones de vida en la Tierra. Un poco por la convicción idealista de que podemos ser mejores (aunque ciertamente nuestro desarrollo y/o evolución tecnológica no se corresponde en absoluto con nuestro desarrollo y/o evolución moral o espiritual), porque creo de manera categórica que en el mundo existe el grado de conocimiento, la experiencia y los recursos tecnológicos, económicos y humanos para que nadie nunca más se muera de hambre, y si esto sigue ocurriendo, es porque hay una firme intención de sacar (nos?) del camino; y otro poco porque me emputa la gente que dice “pobre perrito!” cuando ven a un quiltro vagabundo escarbando en la basura en busca de alimento, y no se conmueve en absoluto cuando ven a un ser humano realizando la misma operación.

El artículo del que les hablo, es muy ilustrativo y gracias a él accedí al libro Las edades de Gaia (en pdf, obvio) del mismo Lovelock, que postula la teoría de la Tierra (Gaia, como la diosa griega) como un superorganismo autoregulado, o mas bien como “un sistema interactivo cuyos componentes son seres vivos”; y me puso a pensar seriamente en el asunto. Y creo que si bien he leído cierto material sobre el tema, no he querido involucrarme demasiado. Uno, porque ya es un tema trillado de conversaciones de café que no resuelven nada y, otro, porque la naturaleza humana es tan voluble, que a veces uno simplemente no esta in the mood para ciertas cosas, como cuando llegas a tu casa extenuado por el laburo, y lo último que quieres ver es huelguistas crucificados o prefectos (perfectos) canallas. Creo que aunque nos compremos el dvd de Al Gore, no haremos gran cosa al respecto, excepto alentar la prosperidad de los piratas.

Y volviendo a la naturaleza humana, resulta sumamente complicado pedirle conciencia ecológica a gente tan ocupada en ganarse el pan de cada día. Y lo cierto es que lo que pase por la cabeza de un individuo, y su voluntad y tiempo para consagrarse a una empresa altruista, están necesariamente supeditadas a su situación emocional y económica. Para ser crueles: no podemos pedirle a un tipo al que su novia acaba de abandonar, o al que se le murió su viejo o al que acaban de despedir del laburo de toda su vida, que piense en los pingüinos, por favor!

Pienso también en qué podría hacer yo al respecto. Y como no tengo tanta plata como Coldplay, me resulta complicado editar discos hechos de carbono neutro y como no giro por todo el mundo, como Jack Johnson, me es francamente imposible montarme un estudio con paneles solares y cáñamo en las paredes. Además, está el problema de que los medios de comunicación se empeñan en no entrevistarme acerca de mi parecer sobre la situación mundial. Lo que les diría yo. En cambio, de momento, tengo que limitarme a aprovechar los 30 segundos que me regalan: “Compren mi disquito!!!”, grito yo, mientras me sacan del aire.

Creo que de momento, lo que puedo hacer es terminar de leer el librito de Lovelock, socializar mi inquietud, que ya es alguito, y linkearlos con un par de artículos, incluida esta entrevista genial, para que nos informemos y pensemos, con la mejor onda del mundo y una sonrisa en la cara, que el fin del mundo se acerca.





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