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INGRESO LIBRE

miércoles, 15 de agosto de 2007

Reflexiones [2]: poesía

1. Dice el Larousse: “Poesía: arte de hacer versos / Armonía, inspiración. / Elevación de ideas o de estilo”.

2. Ante esta definición es sencillo sospechar que nadie siente el más mínimo respeto por la poesía y su ejercicio. Lo cuál nos lleva a esta duda: ¿Para qué sirve el arte? Decía Borges que el arte no sirve para nada. Léanlo, no me hagan caso a mí, yo siempre termino diciendo las cosas por la mitad. Lo importante, en este caso, es que el viejo capo enfatizaba el carácter no práctico ni utilitario del arte.

3. Las palabras (también paroles desde Prevert), materia prima, acaso esencia del destino poético son -salvo numerosas excepciones rebuscadas en el fondo de los diccionarios- las mismas que usa la gente para comunicarse, los periodistas para redactar sus noticias, los intelectuales para elucubrar teorías (¿El intelectual es poeta? ¿el poeta es un intelectual?).

4. Estamos entonces ante la subversión del lenguaje: su uso, su estructura, morfología, sentido, función y capacidad comunicacional son trastocadas y heridas de muerte. Sin embargo nada más tierno y escabroso, más espeleológicamente retórico -y erótico- (por la profundidad y disposición mórbida de su vocabulario) que el texto poético. El texto cargado de emoción que no comunica ni significa emoción sino emociona.

5. El poema es intrínseco. Es la mitad de sí mismo. Una entidad esquizoide que escinde autor y obra y los amalgama voluptuosamente a la vista del lector.

6. Dice Gonzalo Millán: “La poesía es el arte de la inmanencia” y nos tapa la boca para siempre.

7. En términos profesionales (que se refieren al ejercicio remunerado de una actividad socialmente aceptada), -prácticamente- la única oportunidad de publicar que tienen los autores de poesía son los premios literarios. Mismos que, a su vez, desencadenan una serie de especulaciones y susceptibilidades propias de gente tan sensible y dispuesta a hablar mal de los demás porque, sépanlo, nadie más cabrón para hablar mal de los poetas que los poetas. Si no afectara directamente a un reconocido músico y compositor local, diría que el ámbito literario nacional es una olla de grillos.

8. Pero volviendo a lo del quivo: Alfaguara y compañía opinan que un novelista merece mucho más dinero que un poeta. Vaya usted a saber que criterios rigen a estas entidades filantrópicas (y profilácticas de la lectura, por los precios). No se sabe por qué, pero los miembros del Comité Otorga-Premios del Mundo decidió que la escritura de un libro de poesía es algo así como diez veces más fácil que la confección de una novela.

9. Más allá de las consideraciones en metálico, el oficio de poeta debe ser uno de los más complicados de definir y elucidar, por no hablar de sistema de pensiones y mercado laboral. Es decir, todos sabemos, o podemos inferir por simple etimología de escuela, a qué dedica sus horas de oficina, por ejemplo, una aerofoto geodesta o un cirujano cardiovascular. En cambio es bastante engorroso pensar en qué consiste el oficio de poeta. ¿Dormir hasta tarde, beber bastante, hablar ronco? Por culpa de la difusión de las minucias y manías de la biografía de Jaime Sáenz (que supera ampliamente la difusión y lectura de su obra) no puedo evitar la siguiente paráfrasis de un escrito de Alejandro Dolina (again):

10. Todos sabemos que Jaime Sáenz chupaba mucho, lo cual no significa que cualquier estudiante de Literatura que repita esa operación vaya a escribir el “Felipe Delgado”.

11. Hasta aquí, ya le dimos duro a varios de los que sabemos. Esto amerita un brindis ¡salud!

12. Escribe Omar Pérez: “Las funciones de la poesía son las acciones de la poesía. Lo poético no es lo que hacemos con la poesía, al escribirla en silencio o al declamarla ruidosamente, al criticarla o analizarla, es más bien aquello que la poesía hace a través de nosotros lo que es estrictamente poético.” Y por si fuera poco continúa: “El poeta es un animista y desde el momento en que observa la esencia independiente del fenómeno que sin esfuerzo lo atraviesa, nunca se considerará a sí mismo un escritor, un relator, de poesía”.

13. La cacareada sensibilidad que se le atribuye a la poesía, no hace más que debilitarla frente a otros géneros literarios. Al parecer la narrativa, tanto desprecia a la poesía como un arte menor, una entidad harto sensiblera, de fácil factura; cuanto pretende para sí la inteligencia, el rigor, el oficio literario per se.

14. “Narradores que no leen poesía. Analfabetos”

15. Reconozcamos ahora mismo que es muy bonito y gratificante sentir que se posee la formación, información e inteligencia necesarias para encarar, comprender y disfrutar un texto poético, o más aún, un texto sobre poesía, que al común de la población le parecerá paja y pérdida de tiempo, para no ahondar en denuestos. De nada.

16. Juan Manuel Roca, cubano, again: “Hay un inmemorial deseo del poeta por atrapar el tiempo en sus páginas, y con ello las formas, los objetos, quizá de manera inconsciente recordando cómo las cosas sobreviven a sus dueños”.

17. Si alguien piensa que estoy tratando de encontrar una definición última o responder a la pregunta “¿qué es poesía?” puede irse ahora mismo al puesto de la esquina: están vendiendo salteñas.

18. Gracias a la labor de la balada española del siglo XVI, a los románticos ingleses del XVII y XVIII, a los novelones cartuchos de la represión isabelina, victoriana y republicana, a los profesores de Lenguaje y Literatura, a las películas de Greta Garbo y Katherine Hepburn, al eficiente servicio postal del primer mundo, a las telenovelas mexicanas de Televisa y, por último, a los mercaderes de tarjetas Hallmark & Cía, la opinión popular afirma que la poesía es algo cursi, romántico y bobalicón, cuyo fin es llevar a las mujeres a la cama.

19. Acorde a este criterio, el poeta es aquel que le dices cositas al oído a las muchachas, llora como un condenado de cara a su almohada y bebe gratis en los bares.

20. En la música suele identificarse a los poetas con los letristas pomposos y romanticones, como los urticantes cantantes de baladas (quedémonos con los que cantan en español, que a los demás -por última- no los entendemos). Al parecer a la gente le cuesta mucho decir “te amo” o rimar alfombra con sombra (Arjona, apaleado oportunamente por nuestro Machi Mirón) y tiene que recurrir a los servicios de estos profesionales. También podrán algunos replicarme y preguntarme -con razón- porqué los textos de Spinetta, Silvio Rodríguez o Bob Dylan (por ejemplo) merecen el tratamiento de poéticos, y no así los de Ricardo Montaner, Alejandro Fernández o Daddy Yankee (por ejemplo), a lo que yo responderé con un sonoro sopapo en la nuca o contaré hasta diez dándole tiempo al infeliz de alejarse de mi vista.


21. En el “ambiente” (léase mundillo) de la música tendemos al vicio del halago fácil. Eso explica que el sustantivo poeta sea usado alegremente como adjetivo para connotar un remarcable trabajo en el texto de ciertos autores (cantautores?). Así, en la Nueva Trova (que ya es más vieja que todos nosotros juntos), se decía que Pablito (Milanés, sí, el negrito) era el músico, mientras que Silvio (Rodríguez, sí, el pajlita), era el poeta. Desde el fondo de mi corazón, mi más sentido cagazo ante esa manera canalla de ver las cosas. Disculpemos a la cándida Revolución que abunda en apostillas de ese calibre ante sus artistas mimados. Sin embargo salta un nuevo tema: ¿cuál es el límite (si lo hay) entre poesía (letra) y composición (música)?

22. El rock es -en su discurso, su dimensión textual- hijo del surrealismo, ahijado de los Malditos, primo de Ginsberg, Kerouac, Rushdie y Bukoswki, padre del (rap)hardcore renegado, tataranieto de Chaucer y Lovecraft, padrino de bodas del glam y el new wave, gemelo malvado del pop global.

23. El pobre Jim Morrison quiso ser recordado como poeta y solo logró que lo recordaran como Val Kilmer.

24. John Lennon se empelotó para le dieran bola (úsenlo, chicos, en sus ágapes). Lou Reed sigue vivo y coleando, Iggy Pop vivo y culeando, Dylan se quiere dar a Alicia Keys y se organiza una procesión de rodillas para ir a disculparse de -el otro- Cohen, (según la Inrockuptibles el verdadero padre del punk). Tom Waits editó “Orphans: Brawlers, Bawlers & Bastards”, a Serrat lo recuerdan por Machado, Spinetta tiene Pan para rato y Charly se perdió en los hoteles de Buenos Aires. Fin de la transmisión.

25. Ojo. Raúl Zurita está en La Paz por estos días.

26. Otra vez Millán: “La poesía es la lengua propia de todo tiempo abierto al futuro”.

27. Una bombita por Millan! ¡Bom-ba Millaaaan!

28. “La poesía está en la calle”, reza un famoso y ególatra grafiti. La gente que se lo creyó todavía anda por ahí, buscándola. La PTJ (perdón FELCC) ha iniciado una investigación. Finalmente, se ha declarado desaparecida a la poesía. Y en Su espera estamos.

2 comentarios:

elojosinpaz dijo...

1.- Una cuestionante final (de los 28 puntos):
¿Inmanencia o trascendencia?

2.- Una calante impresión: Chaucer y Lovecraft??!!!!!! ¿hardcore? ja ja ja ja ja JA y JA! (eso estuvo buenísimo)

Anónimo dijo...

hola compañero:

Interesante aproximación a lo que podría llamarse poesía.

Deberíamos juntarnos para tratar de develar el misterio que atrapa a los poetas en nombre de la poesía. (faraónica misión). Por lo demás felicidades por el disco, a ver cuando nos llega por este infierno verde.

salud y libertad.
http://iboca.blogspot.com