PRÓXIMAS TOCADAS

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INGRESO LIBRE

sábado, 11 de abril de 2009

BIOGRAFIAS DE A LUCA [3]



HENRI TOULOUSE-LAUTREC



Ningún tullido, enano, miope y carolingio llegó tan lejos como Tolousse-Lautrec. El pequeño engendro, hijo del conde de Toulousse-Lautrec y una señora guapísima, superó la tortura médica a la que fue sometido de niño con un talento singular para la pintura, y se fue a París en la época en que los burdeles eran los centros culturales más interesantes y concurridos del mundo: las prostitutas parisiennes posaban para los artistas dilettantes, se fumaba opio y se bebía absintio, y estaban en su apogeo la poesía simbólica, el can-can, el impresionismo y la sífilis. Esta última se encargó de llevar a la tumba al artista, que se fue de esta tierra a los 36 años, no sin antes inventar el afiche, volver loco a Van Gogh, regresar a pasar sus últimos días a la campiña francesa y demostrar que no hay nada para el dolor de espalda como una vida disipada.



MARILYN MONROE



Señorita superflua caída en desuso en los circuitos onanistas, kennedyanos y pop artys. Le gustaba caminar sobre las ventoleras y cantarles a los presidentes de los iunaitedsteits el feliz cumpleaños y se dejó retratar como “una hermosa chica” -lo que no la hizo parecer menos tonta- por el loquito de Truman Capote. Valga la aclaración dirigida a los duros pa’l inglés, de que no es pariente del Papirri. La Marylin supo encarnar como nadie la manoseada fantasía de la rubia platino/diva americana que tanta falta le hacía a la gente para calentarse durante la Guerra Fría. Inventó el rouge e inspiró la canción “La rubia tarada” y la serie E True Hollywood Stories. Un buen día se tomó unas pastillas para dormir, sin leer las instrucciones, porque quiso confirmar el cliché con un riguroso analfabetismo y ausencia de sentido común, quedando inmortalizada en la televisión con su besito al aire y su valioso legado a las generaciones venideras de chicas churras: el cerebro no sirve para nada.

1 comentario:

Vero dijo...

Lautrec, se te olvidó mencionar el extraño y misterioso gancho que tenía con las mujeres, desde las más bellas cortesanas hasta alguna que otra damita de sociedad. La más exquisita, la Valadon, quien además fue su colega de arte, ella y su hijito el amiguito de Modigliani, el loquito de apellido prestado, Utrillo... que luego de "reformarse" y controlar su misantropía... terminó sus días en una mansión(suya), mientras su madre, la Valadon, moría alcohólica en quien sabe qué cama. Uff.. me salió una mini biografía...jajaja... Grande Lautrec...y todos los que lo acompañaron en esa época... ese siglo es de lo mejor.
Un abrazo, vecino.